Tú disimula
Hay días en los que no entiendes nada de cuanto sucede a tu alrededor, pero es mejor que no lo manifiestes
Hay días en los que no entiendes nada de cuanto sucede a tu alrededor, pero es mejor que no lo manifiestes
Nunca he dejado de intentar comunicarme por telepatía en el metro
Lo que está en juego no es la conveniencia de meter mano al relato, sino la necesidad de Feijóo de que nos indignemos porque el mal rollo suele dar votos al PP
La protesta de Vox quizá fue su fórmula para obtener la foto a la que ahora podrá recurrir lo mismo que a la bandera, y convertirla en símbolo
Me puse el reloj que encontré en la calle en la muñeca derecha con la fantasía de que contrarrestara el movimiento hacia adelante del que llevaba en la izquierda y dejara yo de envejecer
La salud está bien, si no la conviertes en una creencia religiosa. Quiero decir que un poco de enfermedad también ayuda a la comprensión del universo
Jamás había pagado por dormir, pero al pensar en la cantidad de trabajo que me esperaba al día siguiente, decidí rendirme y pagué por entrar en la región del sueño
De esto va el discurso del PP: de que nos creamos que las sociedades pueden progresar retrocediendo o de que el narcotráfico se puede combatir alternando con narcotraficantes
En alguna parte del mundo, un hombre ha fallecido mientras se aseaba y aún no han descubierto su cadáver
Todo es muy complicado, cada día más, de ahí que los que somos un poco tontos no abracemos ni el optimismo exagerado ni el pesimismo desmedido
Pasó por delante de mi gato una mosca que atrapó al vuelo con una pata llevándosela a la boca. Increíblemente, mientras se la tragaba, sentí pasar por mi garganta algo que no podía ser otra cosa que la mosca, como si nuestros aparatos digestivos estuvieran conectados
Las tarjetas de crédito son por naturaleza dogmáticas, poco flexibles, creen que el mundo solo puede ser como es y de momento nadie les quita la razón
Encontré en mi jardín el cadáver de un mirlo con una pata anillada. En el anillo, muy ligero, de plástico, venía impreso un número y un ruego: “Llame a este teléfono”
Tiene uno la impresión de que algo invisible y perverso, algo alienígena, se ha colado en nuestras existencias
Imagino a un personaje de una novela de Patricia Highsmith asomado a una grieta de su libro tomando nota de mis posturas, de mis gestos
Cuando me meto en la cama, siento que, a miles de kilómetros, en una cama semejante a la mía, se acaba de acostar un tipo como yo con el que intento, sin lograrlo, mantener una charla telepática
EL PAÍS no nace y vive de una sola mente, sino que es fruto del intercambio de ideas y el reparto de tareas
Aún ahora no puedo comer carne sin pensar en el pollo. Llevo comiéndomelo toda la vida en un acto de crueldad moderado que me produce algo de culpa
No perdemos de vista el horizonte, por si de verdad esta vez vinieran a salvarnos con las numerosas promesas electorales (y electoralistas) que empiezan a arrojarnos
El escritor, fiel a su estilo de desvelar la anormalidad de lo normal, pierde fuelle en una novela que arranca con brío pero se hace previsible
Cada vez hay menos camas de las que dejan un hueco para los fantasmas entre el somier y el suelo
Comprendí, de súbito, que no era un ser humano, sino un robot de una perfección extraordinaria, pues poseía identidad y memoria y sentimientos, todo ello, supuse, como parte de un programa informático que alguien había logrado implantarme. ¿Pero quién?
Imaginemos una lubina extraída del océano y arrojada a un criadero artificial. ¿Qué debe hacer para sobrevivir? Disimular su origen
Si nos pusiéramos a razonar en serio, tendríamos que estar de acuerdo con el reparto de la riqueza y todo lo demás. Pero constituiría un atentado contra el orden establecido
Había quien estaba a favor de que telefoneara y quien le aconsejaba que no. Dado que el número, según nos informó, empezaba por 666 (como el de mi móvil, por cierto), alguien sugirió que podría ser el del diablo
Esa monja que está a punto de morirse no se muere. Me ocurre a mí lo mismo, quizá también a usted. Todos estamos a punto de morirnos, pero continuamos misteriosamente en pie