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El presidente redactó el texto bajo la mirada de los demás líderes

Miravet se hizo famosa por una fotografía de 1938 en la que, al fondo, se recortaba la silueta de su castillo templario, mientras en primer plano las tropas republicanas cruzaban a pie el Ebro. Ayer, en ese escenario, en un antiguo molino ahora restaurado, se reunieron por primera vez los líderes de todos los partidos catalanes con el presidente Pasqual Maragall para debatir sobre el nuevo Estatuto catalán.

El parto duró tres horas. Y la criatura fue un comunicado de seis puntos que salió del ordenador personal de Maragall. Una declaración que él mismo se encargó de teclear bajo la atenta mirada del resto de los líderes políticos. "Aquí va una coma". "No, aquí va un punto". "Has hecho una falta de ortografía y un presidente de la Generalitat no puede cometer faltas en catalán", le iban corrigiendo. Maragall tuvo que arremangarse ante el ordenador pues le falló su estrategia de que el comunicado fuese redactado por el presidente de Esquerra Republicana, Josep Lluís Carod Rovira, y el del Partido Popular, Josep Piqué. "¡Que lo redacten Carod y Piqué!", exhortó. Ambos pusieron mala cara. El presidente creyó oportuno que dos posiciones antagónicas debían, irremediablemente, ponerse de acuerdo. Sobre todo después de comprobar el buen clima que presidió la reunión.

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Entre cafés con leche y pastas caseras, tres asuntos coparon el debate: el nuevo sistema de financiación, la carta de derechos y deberes de los catalanes y la fórmula para blindar las competencias estatutarias. "Ha transcurrido en un ambiente muy cordial, pero nos lo hemos dicho todo", comentaba uno de los líderes tras la rueda de prensa. Así, Josep Piqué, a media reunión, expresó su temor de que los catalanes, al final, tengan más derechos o deberes que el resto de los españoles. "Aquí no nos apropiamos de los derechos de nadie ni se los negamos a nadie", le respondió el presidente de Iniciativa per Catalunya, Joan Saura.

El 'filtro' de las Cortes

Tanto Maragall como Piqué insistieron en que el nuevo Estatuto debía enmarcarse en la Constitución porque, de lo contrario, no pasaría el filtro de las Cortes. Y también, el presidente de la Generalitat remachaba que el sistema de financiación debía aplicar la consabida fórmula de pagar por renta y recibir por población, mientras Piqué le recordaba que este tema debe discutirse en el marco del Consejo de Política Fiscal y Financiera.

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Con todo, alguna magia -como dijo Maragall- debe tener Miravet para que, desde cinco planteamientos distantes, pudiera surgir un compromiso político, aunque fuera de mínimos. "Miravet es un pueblo único porque en un tiempo coincidieron en esta población judíos, cristianos y moros. Es un buen presagio para el nacimiento, la evolución y el éxito de la criatura que hoy comienza a caminar", sentenció satisfecho el presidente de la Generalitat.

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